lunes, 21 de diciembre de 2009

Espera sólo un rato

Diez segundos se te puedan pasar volando sin siquiera notarlos. ¿Qué es tan sólo una porción de vida dada por hecho? Con reloj en mano, contando cada respiro, cada momento; alguna vez fijarse en la simpleza de una mirada, un roce, una caricia, un segundo, un momento.
¿Qué tiene el tiempo que lo hace tan importante? Si tan sólo pudieramos borrar el paso de la vida, estoy segura de que ni percatados estaríamos, tomando a la calma una sonrisa que ya hace falta que le demos el valor merecido, o disfrutando un amor olvidado por falta de inercia, de costumbre.
Si tan solo pudiesemos valorar diez segundos y no dejar la noche transcurrir sin haber volteado al cielo incansablemente para alcanzar sueños en las nubes. Y pensar en la vida, por más de mil horas y vivir mientras soñamos, soñar mientras vivimos sin que el sonido de una llegada ni un silbido nos detenga y que pueda ser la eternidad entre los dedos jóvenes de esperanza.
Caminar entre lo inalcanzable, llegar cuando sea necesario y partir sin que nos detengan; entrar y salir de las vidas, como transeuntes por senderos de desamparadas almas rutinadas y sin pasión.
Que los segundos parezcan vidas, y que la vida se mida en respiros; pero que cada respido carezca de la cronometración de la rutina, ni que los sueños solo merezcan de la noche, si no que la noche persiga el anhelo hasta el amanecer.
Y que el desengaño de la vida, no nos atormente, pues cuando tenga que llegar, llegará; pero no habremos esperado en vano la llegada de un día irreparable y sin igual.
¿Qué son tan sólo diez segundos?

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