domingo, 21 de febrero de 2010

???

¿Qué hacer cuando la corriente de mis versos van contra la marea?
Si las palabras se hunden en un intento por llegar a tus costas,
para decir lo inexpresable, la mitad de mis líneas se vencen en la inmensidad
te he prometido la eternidad en un silencio irrecuperable al fondo del mar.

viernes, 5 de febrero de 2010

Goodnight Boston, goodbye.

Era el último día en la ciudad; lugares nuevos que desconocían mis pies. No podía creer que el tiempo pasara tan repentino. Cansada de la compañía, salí de la habitación con tan solo un cigarro a la mano, ni siquiera reparé el en hecho de que mi vestimenta era compeltamente inapropiada para el clima que me esperaba fuera de las puertas del hotel.
Caminé hasta la zona de fumadores con un viento penetrante sobre el cuerpo, no recuerdo haber sentido frío más allá de unos cuantos minutos. Me senté, solitaria, en una banca a encender el tabaco, observando a la gente ir y venir; todos despidiendose, promesas quizas vacías de reencontrarse alguna vez. Abrazos que durarán impregnados en la memoria toda una vida, adioses infinitos y sonrisas inquebrantables.
Con la melodía de fondo, percaté mi reflejo en los mosaicos frente a mi; intenté entrar en su mente, por sus ojos. Fue tan complejo descifrar esa mirada perdida, tan acongojada de una vida muy vivida, de un alma cansada en cuerpo jóven y fresco. Fue difícil entender el nerviosismo en los dedos, la calumnia en una sonrisa, movimientos ajenos al cuerpo que yo creía poseer. Instantes después percaté que mi cigarro se había consumido por el tiempo; todo pareció recobrar la cordura.
Me puse de pie para notar que la vida seguía ahi, gente yendo y viniendo, yo me percaté más tranquila después de haber concluido con el vicio, la imagen de mi parecía menos ajena. Retomé la realidad olvidada y comencé a sentir frío, decidí que era tiempo de regresar al hotel, entrar a mi habitación y comenzar a empacar.