jueves, 21 de octubre de 2010

Amantes

Se detuvo un instante a contemplarla. Jamás había percatado su belleza tan de cerca. En ese instante comprendió, la fugacidad de sus encuentros. El desapego con ella la había llevado a no inmutarse, desde hacía ya mucho tiempo, con aquella luz.
Permanecieron quietas, la una viendo a la otra, sin pálabra alguna. Eran palabras de amor pronunciadas por aquellos que callan. Era esa descarga eléctrica entre ambas la que la hizo suspirar.
Luces que tienen sabor a octubre, las más hermosas del año. Después de contemplarla en ese instante, que pareciera eterno, concibió las luces y el movimiento de la ciudad, tenía que regresar a casa. No sin antes despedirse de su amante, la luna.

domingo, 10 de octubre de 2010

La libertad es definida como la capacidad de obrar de una manera u otra, sin que algún factor externo ejerza presión sobre nuestros actos.
¿Quién en realidad es libre? Estando atado a ciudades y destinos, amores y desamores. ¿Cuántos de nosotros habremos querido decir adiós sin mantener un lindo lazo a la distancia? Un fuego que eventualmente renacerá entre las brasas. Quemando promesas, sin querer fallar, sin poder huir. Esperando decepciones, desertores de proyectos.
He decidido la mitad de mi vida a base de sueños, ajenos la mayor parte del tiempo. Habiendo comprado mi libertad en una ciudad lejana, una inversión bastante verosímil a los ojos del extraño, pero bastante ficticia cuando la tengo de frente.
He creído abandonar mis ataduras forjadas en años, vendiéndome la idea de que no pertenezco; quizás ya no lo haga. Sin embargo regreso gustosa a esa ausencia de libertad, a este rompecabezas en el cual ya no encajo. Ya no encajo, pero busco y busco la manera de hacerlo, algunos lo llaman sentido de pertenencia, yo temo llamarlo hogar.
Lamentablemente aquel pasado del que huyo, me acoje en brazos cálidos de sus días, de sus calles atestadas de los mismos pasos, de rutinas y caras familiares. Hay veces que me recibe con un cálido aire de bienvenida, otras veces que ni siquiera se percata de mi larga ausencia.

Este lugar, frío, áspero, sin memoria. Al que a veces llamo hogar, al que a veces entierro en el olvido. Afirmo y me repito mil veces que me ha estado sofocando esa libertad que por tanto tiempo ansiosa añoraba. Temo afirmar, que al regresar a mi hogar, es la única manera de sentirme libre.
Con mi gente, a veces distante, pero mía. Con sus colores, opacos en ocasiones, pero presentes. Con su clima, a veces gélido, pero hogareño. Con su soledad, a veces tímida, pero recomfortante.

Sí, aqui y allá, siempre perteneciendo a donde mis pies van. Dejando un poco de mi, en corazones que quieran acogerme, memorias que quieran recordarme y manos que quieran conservarme.