jueves, 9 de julio de 2009

Sueños lúcidos

¿Habrá una razón para creer que algo más sacude los árboles? Me he puesto a pensar si tan solo es viento lo que acaricia mi rostro por las húmedas calles del verano. Siempre me he caracterizado por mi gran escepticismo y mi falta de fe. Siempre buscando en diccionarios, enciclopedias y libros explicaciones que maten las dudas de los fenómenos que me asombran día con día; Pero tal vez caigo en un error. Esa búsqueda por la fulminación de ciertas incógnitas cotidianas es lo que me hace dudar, en realidad nunca he encontrado una respuesta. Me he sentado a escribir estas palabras mientras observaba la ventana de mi habitación, iluminada por la tenue luz amarillenta del ocaso que alcanza a sobresalir del edificio adyacente. Las nubes retumban con espíritu de ventisca y el rubor del día se va decolorando con el andar del reloj. Los tímidos árboles van y vienen con la marea helada que atraviesa mis sienes cuando intento respirar. Siempre he pensado que hay una historia tras esos robustos y demacrados cuerpos de madera, una historia quizás, una tragedia. Un roble quizá algún día me susurró bajo sus hojas las hazañas de un héroe. Un sauce de esos que parecen transmitir melancolía por sus raíces, me llegó a contar una historia de amor; y como todo amor siempre acabó en una desilusión. Por eso siempre han de estar llorando, derramando gotas de savia dulce por las heridas de sus troncos cansados.
Me he conmocionado tanto en la sinfonía que las hojas entonan al rozarse con la cálida brisa veraniega que no me he percatado ya del paso del tiempo; el faro en el rincón de la calle es el único motivo de la iluminación de mis arrugas, de mis historias. Ahora el cielo comienza a iluminarse por breves luces blancas seguidas por los estruendosos sonidos de la tormenta ya vecina. Suerte para ese sauce triste saber que lloverá, así las luciérnagas no podrán verlo llorar cuando se refugien entre su herbaje durante la lluvia. Vaya, el roble también es afortunado, sabe que las hazañas presenciadas le debieron de haber contagiado a sus ramas un poco de valentía; suerte para el roble que un rayo no lo derrocará esta noche; Mañana, tal vez.
Siempre distrayéndome con fantasías, cual historia de amor o valentía. He despertado descubriendo que sigue lloviendo, tal vez no era un sueño. Asomo la cabeza para vislumbrar las estrellas que había estado esperando; decepcionada por las nubes que obstaculizan mi vista. Ahora sí la penumbra se dedicó a cobijar mis ojos por completo, solo el viento de nuevo.
Sólo logro distinguir como el viento viaja con las nubes llenas de lluvia, cubriendo y descubriendo ese satélite al que llamamos luna. Ahora me pregunto, ¿las nubes también contarán historias? Jamás me he sentado al lado de una nube como lo hice con los árboles. Vaya hace frio tras los muros de mi habitación, un frío que me ha hecho saber que sigo viva, que sigo aquí. He decidido dormir bajo las estrellas ocultas por vergüenza a no alumbrar lo suficiente. Con una manta bastará, con el sustento del herbaje húmedo de lágrimas bastará para envolverme en una atmósfera de calor, las luciérnagas cuidarán mis sueños y el héroe olvidado entra las ramas, velará mis despechos y rupturas.
He caído en el sueño que mis párpados tanto ansiaban y la fe sin aparecer por algún lado. Pensé que dejándome caer en el surrealismo de mis fantasías podría empezar a creer, creer en mí. Vaya error.
El faro en el rincón de mis memorias alcanza a alumbrar las sonrisas derramadas. Es hora de dormir.

1 comentario:

  1. depresiva ¬¬'
    jaja ya... no tanto...
    oie... tiene mucho q no pongo nada en mi blogspot... el q tenia y revisaba "continuamente" lo borre por error... jajaja
    ya... como llegue hasta aqui? lo recordare... see u!
    y... esto me gusto... jaja :p

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