martes, 21 de septiembre de 2010

Abriendo el grifo del corazón

Han sido noches pesadas, ausentes. Carentes del calor de tu presencia.
En palabras se me ha ido la vida y tú no has hecho mas que ensordecer ante ellas,
me has dicho infinidad de ocasiones, sucesos nuevos de tu vida que no necesito saber.
Que no quiero.
La distancia nos ha jugado un juego de indesición, me has extrañado y te has hartado de mi en la misma semana. Yo siempre te extraño.
En miradas tímidas has hablado con palabras del pasado, he caído en tus besos en ocasiones recientes y me he dejado llevar por arrebatos de mi inverosímil locura. Y tu dejas de quererme las semanas siguientes, dejas de buscarme y abrazarme, varada en la trancisión incompelta de tu ausencia.
Me dejas sola, me compañas siempre. Me hablas de tus amores, me acaricias con el tuyo. Me quitas la respiración y me dejas esperando. Había logrado comprender el sabor de tus palabras, sin embargo estas semanas me has hecho creer que es mentira. Sin embargo, me ha sido imposible descifrar, cuándo me amas de evrdad y cuándo lo haces por inercia. Movimiento que parece antecedido por tu historial conmigo.

Torbellino de ideas que acompañadas por tu imagen preceden a la sonrisa inerperada de la noche; así mismo la lágrima que vierte sobre la luna el espejo de tu imagen. Palabras derrochantes de sentimiento que han de liberarme de la congestión que tengo de ti.

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