lunes, 5 de octubre de 2009

13/Enero/08


Sombras rotas en un muro perdido
susurran cosas diluidas en el viento;
el alma dolida, el cuerpo roído
entre canto celestial, lejos del cielo me siento.

La cicatriz incrustada en la memoria sin olvido
de la caricia dada con áspero sentir,
me vacío de las penas sobre un beso perdido
me encamino a una verdad de la que tengo que mentir.

Soledad acompañada de un misticismo sustentable
arrastrando por la espalda placeres invisibles,
caminando de su mano y con mentiras diluirles
la sonrisa sin rostro, de tu manía entrañable.

Por distinto andén, la virtud de tus pasos se marchará
dejándome detrás del desvelo que implica tu partida,
la esperanza que por las huellas de tus días regresará
el aurora de un ayer, que de mañana esté vestida.

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